jueves, 28 de abril de 2011

La Fiebre del Oro


Érase un tiempo, no hace mucho, a la gente le daba por ir a los ríos. Un día de sol un poco nubloso un hombre llamado Welean, experto en ríos y en piedras preciosas fue al río Juli, donde desde hacía cien años la gente iba con todo lo que tenía: sartenes poco profundas, paelleras, cestos de la ropa también poco profundos a buscar oro. En aquellos tiempos lo llamaron la Fiebre del Oro.
Welean, como os he contado era un gran experto en piedras. Él fue también con su gran equipo para buscar oro en los ríos y  montañas. Al ser muy listo, Welean sabía los sitios donde había más oro, entonces compró esos sitios donde más oro había. 
A la mañana siguiente estuvo buscando más oro pero como de vez en cuando algunas personas se le colaban, él por la noche ideó un plan: llenar los cartuchos con pequeñas pepitas de oro y dispararlos por sitios o por las partes donde ni había oro. Entonces los ciudadanos de aquel pueblo se creían que en los sitios que había pepitas había oro. Entonces ellos empezaban a excavar y Welean sabía que no iban a encontrar nada y que tampoco le iban a robar. Los agentes de policía se extrañaban de que no hubiera nada de oro. A la noche siguiente la policía descubrió a Welean disparando oro y se lo llevaron a la carcel por engañar sobre el oro.

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