Abrió la puerta y entró. Encendió la luz y avanzó por el pasillo hacia la habitación del fondo. Al llegar junto a la puerta se quedó quieto y acercó la oreja para escuchar. No oyó nada, así que giró el pomo despacio, abrió con cuidado y al ver que no había nadie se sintió más tranquilo. Entró, se sentó en un sillón, cogió un libro y se puso a leer. Al poco tiempo se quedó dormido.
Cuando se despertó dejó el libro en su lugar, se levantó del sillón y se sintió nervioso de seguir estando solo. Salió de la habitación. Giró el pomo despacio y cerro con cuidado. Avanzó por el pasillo hacia la entrada. Apagó la luz. Salió y cerró la puerta.
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