Érase una vez un niño que se encontró un cacahuete y pensó:
-¿Para qué servirá esto?
Entonces llegó otro niño y le dijo:
-Pues... para peinarse, claro.
-Aaaaahhhhh... Qué pena que yo no tenga pelo... ¡Pero para el gato! ¡Jo! Tampoco tiene pelo.
-Dámelo a mí, que yo sí que tengo pelo por todas partes. ¡No necesito ni ropa! Y para lavarme solo necesito champú y crema suavizante.
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