jueves, 15 de marzo de 2012

Mi pueblo


Mi pueblo es pequeño. Si lo miras desde lejos se ve precioso con casas, edificios pequeños, coches diminutos, extensas zonas de hierba verde reluciente después de llover y árboles con mucha vida.
Cuando nos acercamos se ven las tiendas, que son muy pocas, los bares, los hoteles, la iglesia, los parques, las plazas y las casas.
Los aromas de mi pueblo en invierno son a madera quemada y al olor de la matanza. En primavera a flores que nos hacen estornudar. En verano no sé muy bien el olor, porque yo no estoy aquí en verano, pero creo que huele a paja. En otoño a hojas secas tiradas en el suelo, y los niños jugando con ellas a hacer colchones de hojas.
Lo que más me gusta es el parque que está al lado de mi casa. Es grande lleno de flores y árboles, los niños jugando al pilla pilla, al escondite y al fútbol aunque no se puede. También en el parque hay unos columpios de hacer gimnasia pero están casi todos rotos. A mí me gusta uno que es para los brazos pero yo me pongo al revés.
También me gusta la iglesia. Es pequeña pero preciosa con imágenes de Dios, la Virgen María, Jesús y San Antón, el que bendecía a los animales. Un amigo mio me dijo que él llevo a un choto para que lo bendijera. Yo voy todos los domingos a misa, leo el salmo o la segunda lectura, escucho la palabra de Dios y tomo el pan vestida de monaguilla. En la iglesia hay una capilla que se usa los martes, porque va muy poca gente, bueno solo viejas, para hacer la misa allí.
Hay dos plazas, la Plaza Alta y la Plaza Baja. La Plaza Alta está cerca de la iglesia y hay una fuente que antes caía un chorro y ahora le han puesto un grifo y el agua sale caliente. En esa plaza jugamos ala botella, un juego de darle una patada a una botella.
En la Plaza Baja está el Ayuntamiento y ahí hablamos de cosas mis amigos y yo.
Mi casa es alta y espaciosa, con cuartos, muebles, y dos cocheras. Es por fuera amarilla pero un amarillo especial. Con balcones y ventanas pequeñas.
Unas calles son silenciosas otras no.
En los alrededores están los Cahorros, un paraje increíble. Allí siempre hay escaladores por que se puede escalar. Un puente colgante y una cascada que cae el agua cristalina y fresca. También en los alrededores está Sierra Nevada donde está el Mulhacén , el pico más alto de la península Ibérica y se puede esquiar fenomenal. La sierra huele a nieve fresca.
Me contaron que al lado de mi casa hay un caserón y dicen que está encantado. Sus dueños eran magos y una vez hicieron un truco de fantasmas pero estos no desaparecieron y ellos mataron a los dueños de la casa. Por eso los fantasmas siguen merodeando por la casa.
Y cuando estoy sola en mi casa siento como si estuvieran detrás de mí.

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